La intención es que
durante este mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas
actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra
de Dios.
Propuestas para escuchar la Palabra
1. La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una "puerta segura" para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.
2. - ¿Has leído alguna vez un evangelio entero "de corrido"? Es muy interesante descubrir la trama de la vida de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena "puerta de entrada" al mensaje de Jesús.
3. Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una "puerta siempre abierta" para el encuentro con el Dios de la Vida.
4. La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:
Lectura
Meditación
Oración
Compromiso
La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.
La lectura orante, practicada en comunidad, es una "puerta-espejo" que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su Palabra en nuestros días.
Propuestas para escuchar la Palabra
1. La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos (para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una "puerta segura" para escuchar a Dios que nos habla en la Biblia.
2. - ¿Has leído alguna vez un evangelio entero "de corrido"? Es muy interesante descubrir la trama de la vida de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo. Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena "puerta de entrada" al mensaje de Jesús.
3. Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios, que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas. En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una "puerta siempre abierta" para el encuentro con el Dios de la Vida.
4. La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno. Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:
Lectura
Meditación
Oración
Compromiso
La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.
La lectura orante, practicada en comunidad, es una "puerta-espejo" que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su Palabra en nuestros días.
Para finalizar, los
católicos durante el mes de septiembre debemos dedicarlo a iniciar el
conocimiento y divulgación de los textos bíblicos, ya que quien se llame
cristiano tendría que conocer la historia de la salvación y la Palabra de Dios,
interpretadas auténtica y fielmente por el Magisterio de la Iglesia.
La Biblia, para todas las denominaciones cristianas, contiene la Revelación y es, como todo libro sagrado, la fuente del conocimiento y el compromiso de vida en lo referente a la fe.
Cada año, la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, celebra el Mes de la Biblia.
La Biblia, para todas las denominaciones cristianas, contiene la Revelación y es, como todo libro sagrado, la fuente del conocimiento y el compromiso de vida en lo referente a la fe.
Cada año, la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, celebra el Mes de la Biblia.
El Papa explicó que este Año de
la Fe comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50
aniversario de la inauguración del Concilio
Vaticano II y
concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo.
El
Concilio Vaticano II es uno de los eventos más importantes en la historia de la Iglesia. Se realizó 1962 y
1965 congregando a obispos de todo el mundo. Produjo un cuerpo de doctrina que
busca promover la fe católica, renovar lavida de los fieles, adaptar la liturgia y
alentar la presencia de los laicos.
Al
anunciar el Año de la Fe, el Papa dijo que este tiempo busca "dar un renovado impulso a la misión de
toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto
en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas a la amistad con Cristo que
nos da su vida plenamente".
Este
Año de la Fe, dijo el Santo Padre, "será
un momento de gracia y
de compromiso por una cada vez más plena conversión a Dios, para reforzar
nuestra fe en Él y para anunciarlo con gozo al hombre de nuestro tiempo".
Los
detalles de este Año de la Fe serán explicados en los próximos días porBenedicto XVI a través de una carta apostólica.
enedicto
XVI, en su carta apostólica 'Porta Fidei' -dijo el prelado- hablaba de la
exigencia de volver a descubrir el camino de la fe para resaltar cada vez más
la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo. A la luz de este
pensamiento (...) ha convocado un 'Año de la Fe' que comenzará en coincidencia
con dos aniversarios: el quincuagésimo de la apertura del Concilio Vaticano II
(1962) y el vigésimo de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica
(1992) ...El Año de la Fe se propone, ante todo, sostener la fe de tantos
creyentes que, en medio de la fatiga cotidiana, no cesan de confiar, con
convicción y valentía ,su existencia al Señor Jesús. Su testimonio, que no es
noticia (...) es el que permite a la Iglesia presentarse al mundo de hoy, como
en pasado, con la fuerza de la fe y con el entusiasmo de los sencillos”.
Por
otra parte, este Año “ se inserta en un contexto más amplio, caracterizado por
una crisis generalizada que atañe también a la fe (...)La crisis de fe es la
expresión dramática de una crisis antropológica que ha dejado al ser humano
abandonado a sí mismo (...) Es necesario ir más allá de la pobreza espiritual
en que se encuentran muchos contemporáneos, que ya no perciben la ausencia de
Dios en su vida, como una carencia que debe ser colmada. El Año de la Fe quiere
ser un camino que la comunidad cristiana brinda a los que viven con nostalgia
de Dios y con el deseo de encontrarlo de nuevo”.
Así,
el programa toca “la vida diaria de cada creyente y la pastoral ordinaria de la
comunidad cristiana para que se vuelva a encontrar el espíritu misionero
necesario para dar vida a la nueva evangelización”. En este ámbito, el
arzobispo anunció que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos ha aprobado el formulario de una Misa especial 'Para la Nueva Evangelización'.
“Es un signo para que en este año (...) se de la primacía a la oración y
especialmente a la Eucaristía, fuente y culmen de la vida cristiana”.
DIÓCESIS DE SAN VICENTE...EN MISIÓN PERMANENTE
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